Estando
recostada un día en una pradera con muchísimo dolor y angustia,
mi pecho se abrió partiéndose en dos, lo cual me causó gran alivio.
Luego de unos segundos comenzaron a salir de mi pecho muchísimas
mariposas de todos los colores. Estas me rodearon, volando en
círculos por varios minutos y luego alzaron el vuelo, perdiéndose
en el cielo infinito. Yo mientras eso ocurría observaba con gran
alivio la escena. Todas esas mariposas estuvieron encerradas allí
durante años. Aprisionadas y ahogadas, ahogándome a mí a la vez.
Desde ese incidente, que no he querido compartir con nadie esta
experiencia, sin embargo, hoy he decidido romper el silencio.