En
estas páginas Lalito tiende un puente hacia el pasado, descubriendo
escenas que se develan a la luz de su imaginación; en una interpretación
personal y única, teniendo como marco principal a la Región de
Concepción. En este recorrido, que inicia a partir de su origen,
convive con personajes que algún día existieron y se quedaron
esparcidos en la memoria del protagonista durante las décadas
del 40 y del 50, al igual que visita distintos lugares, donde
sus experiencias se cobijaron y evolucionaron, en particular en
la ciudad de Concepción y en Hualqui. En el periodo de estos relatos,
el ferrocarril era el medio de transporte más utilizado para ir
hasta la ciudad desde la localidad hualquina, permitiendo un contacto
diario con la imagen del río Bío Bío y con esos cerros que están
presentes en esta "loca geografía" chilena. A lo largo de estas
páginas afloran descubrimientos, inquietudes, interrogantes que
son naturales a esa búsqueda incesante que todos realizamos guiados
por el sino de nuestra existencia. Los nombres de las personas
que se encuentran en el texto pueden ser reales o ficticios y
muchos de los que se mencionan ya no están ni siquiera para contar
sus propias versiones de los hechos acaecidos.