La vida de
María en su lejano sur, transcurría apacible. Más, desde
lejos, estaba Fernando, siempre queriendo acortar la distancia entre ambos.
María era pobre, mas Fernando, siendo sólo un peón del
fundo mayor de la región, ,no se permitía requerir de amores
a María pues no quería darle una vida de trabajos y estrecheces,
la amaba demasiado y su amor era tan desinteresado que prefería verla
feliz con otro amor que tenerla a su lado sintiéndola desgraciada.
Cuando ella decidió irse a la capital, Fernando reaccionó pues
conociendo a María con su dulzura e ingenuidad no dudó un instante
que nada bueno podría haber para ella en la metrópoli y que
allí su futuro, por decir lo menos sería incierto. Su desesperación
subió de punto al verla partir ilusionada y feliz. El conocía
la capital pues había te nido que viajar a ella por encargo del patrón,
quien le tenía además de plena confianza, mucha estima , y cuando
requería de hacer trámites bancarios o compras de maquinarias
agrícolas era a Fernando quien enviaba .Además corría
a su favor su espigada figura, sus maneras corteses, unos lindos ojos azules
penetrantes y una voz grave y firme de discurso conciso lo que como se sabe
es muy efectivo en esto del "business".
María
en la capital estuvo un tiempo disfrutando de los bellos parques y la variedad
de comercio que había en la metrópoli, su prima se sentía
feliz de tenerla en su casa , durante las primeras semanas. Luego ocurrió
que María no podía encontrar trabajo, iban contra ella su timidez
y su belleza que ya se sabe que no es un plus para las féminas. En
una ocasión fue salvajemente atacada por un jefe de camareros de un
bar en que quiso trabajar como mesera. Sólo su fuerte impresión
le dieron fuerzas para empujarlo lejos de sí , aunque no debemos desdeñar
la ayuda que le dieron las copas que llevaba encima dicho personaje.
En el fundo
en tanto, el patrón veía a Fernando cada vez más cabizbajo
y deprimido, algo se había sabido ya en el pueblo de la suerte que
estaba corriendo María lejos de allí. Como realmente le tenía
en gran estima le llamó y le preguntó qué era lo que
le sucedía . Fernando en su aflicción se atrevió a abrirle
su corazón .
_ Ya sabe Ud.
que la Marita dejó el pueblo hace ya tres meses, he sabido que no se
encuentra bien en Santiago y que lejos de medrar, su situación va de
mal en peor. Don Francisco, yo la quiero a la María, y la quiero mucho.
Quiero ir a la capital, ver como se encuentra y hacerle saber que la amo.
Si ella me acepta me la traeré enseguida, eso téngalo por seguro..
Don Francisco,
el patrón se quedó anonadado al escuchar discurso tan largo
y sentido de uno de sus mejores trabajadores. Y reflexionó sobre cuánto
le había sido útil y lo seguía siendo. De hecho este
período de penuriasde Fernando al que el no había sabido a que
atribuir se había hecho sentir en la administración del fundo,
por lo que le dijo:
_Fernando, eres
un hombre cabal y aunque nunca dejaste que tu pasión se trasluciera
creo que sí debes ir a buscar a la María. Te voy a hacer mi
primer capataz. Ten aquí dinero para el viaje y para que te encaches
para la María. Estoy seguro que volverán juntos y haremos una
boda de las que aquí sabemos hacer.
_Se lo agradezco
mucho don Francisco, y le aseguro que no será por mí que esta
misión fracase. La amo demasiado y no escatimaré esfuerzos por
traerla a mí.
A los pocos
días llegó Fernando de improviso a la casa de Teresa, María
estaba allí y al verlo su corazón latió muy rápido
y muy fuerte. ¡Se veía tan hermoso y viril! La aparente indiferencia
de Fernando en su pueblo natal había sido la real motivación
de su huída. . ¿Qué vendría a hacer a Santiago?
¿Por qué habría venido a visitarla? Sería algún
encargo del patrón, se decía, apretando sus manos sobre el pecho,
mientras los latidos de su corazón volvían lentamente a la normalidad.
_¿Cómo
está Fernando, pase Ud.,¿Cuénteme que le trae por acá?
¿Puedo ayudarle en algo? Pero, siéntese ,siéntese Ud.le
decía mientras lo guiaba a la sala.
Qué tonta
he sido, cómo podría alguna vez olvidarle, pensó para
sí , Mis sentimientos estaban apenas adormecidos .Sólo verlo
me ha puesto temblorosa y ardiente. Oh, Dios! ¡No dejes que él
se de cuenta!
Por su parte
Fernando no estaba menos estremecido y volviéndose hacia ella no pudo
evitar abrazarla fuertemente y susurrarle al oído:
_María,
siempre te he amado, no soporto el no verte. No fui capaz de demostrarlo mientras
estabas en el pueblo pues me sentía muy poca cosa para ti, pero te
amo y no puedo evitarlo. Debo saber ahora si significo algo para ti, o al
menos si pudieras llegar a quererme algún día.
María
le estrechó fuertemente contra sí, y alzando su cabeza dejó
ver las lágrimas de felicidad que corrían por su rostro. Besó
a Fernando con pasión, cómo siempre había soñado
hacerlo. Este le correspondió con locura y parecía que ya no
separarían sus cuerpos jamás.
_¡Ejem,
ejem, - era Teresa que había irrumpido sorpresivamente en la sala.
Ambos se separaron
riendo y pusieron al tanto a Teresa de las buenas nuevas de su amor realizado.
.Fernando les notificó a ambas de que se llevaría a María
de inmediato de regreso a su pueblo, donde se casarían sin demora .
Teresa les felicitó
a ambos y prometió visitarlos si nó en la fiesta nupcial sí
en el primer bautizo.
Así termina
esta primera parte de la historia de estos enamorados, de lo que ocurra después
no me hago responsable. Hasta pronto amigos.