Continuación de la historia inconclusa
por Humberto Camiruaga
Esta forma de
ser y de comportarse de María, aun cuando era completamente inocente,
se entiende por su pasado marcado por la desventura y desamor.
Todo comenzó
con la muerte de su padre, que como es de suponer nada o casi nada dejó
a la viuda y sus hijos, quienes a muy temprana edad se vieron en la necesidad
de compartir sus horas de estudio con las de trabajar, abandonando por completo
sus desesos y necesidades de diversión. En este punto María cumplía
los 16 años y su belleza y femineidad despertaron los apetitos de un
inescrupuloso pseudorepresentante de modelos, el que por medio de los engaños
propios de estos sujetos, logró que su madre prestara su consentimiento
para que María se convirtiera en una gran modelo digna de las mejores
academias y pasarelas de la capital.
Nada de aquello
ocurriría sin embargo, por el contrario María se convirtió
en una mujer de la vida, por cuanto el sujeto aquel la quería para transformarla
en la estrella de la noche Santiaguina, partiendo por un cabaret de mala muerte
donde para ganarse la vida debía desnudarse y acompañar sexualmente
a los parroquianos, las más de la veces en estado de ebriedad. Sin embargo,
María para no hacer sufrir a su Madre, que mucho había sufrido
con la muerte de su marido, le ocultó su verdadera vida hasta que al
cabo de un año conociera la noticia de su trágica de muerte producto
de una profunda depresión que la llevaron a tomar tan macabra decisión.
María sola
y completamente alejada de sus hermanos de quienes nunca más tuvo noticias
-ni siquiera fueron al entierro de su madre- y sin saber nada más que
hacer que desnudarse para la diversión de otros, continuó por
esta senda, bailando de cantina en cantina, de burdel en burdel, siempre con
la esperanza de una vida mejor al lado del hombre que la amaría por toda
la vida.
Varios años
pasaron, en los que conoció la noche, el alcohol y las drogas, aun cuando
jamás fue dependiente de ellas, hasta que conoció al hombre que
habría de cambiar sus destinos.
Alberto es el
típico citadino, miembro de una clásica familia de clase media
de la capital, que recibió su educación en un colegio tradicional
de la Iglesia Católica donde se le educó en los más altos
y tradicionales principios y valores cristianos, pero que, no obstante, más
que acercarlo a la iglesia terminaron por alejarlo dada la estrictés
con que se le educó. Sin embargo no era ni mucho menos el muchacho revelde
que deseba romper con todo lo establecido, muy por el contrario, pensaba y actuaba
conforme a la valores que recibió en su paso por el colegio, pero era
el blanco fácil de aquellos que sí deseaban el cambio y muy comúnmente
se acercaba a esta forma de actuar aun cuando sentía que no era lo que
le agradaba y deseaba para su futuro. En esta dualidad, decidió estudiar
la carrera de derecho y no muy convencido de ello rindió los exámenes
pertinentes.
Se alejaban por
escasos 2 años, siendo María la mayor, pero esto no le importaba,
por fin alguien la trataba con dignidad y le permitiría abandonar su
mala vida y, por qué no decirlo, le permitiría cumplir con su
tan anhelado sueño de tener una familia.
Un año
pasaron juntos y María pudo abandonar la noche, pero una vez que Alberto
recibió su título de Abogado fue contratado por una gran empresa
de la primera región hasta donde tuvo que trasladarse, con la promesa
de regresar tan pronto como pudiera para casarse con María. Pero ninguno
de los dos contó con que este viaje fue absolutamente urdido por los
padres de Alberto, quienes en su afán por creerse protectores de los
valores y principios cristianos, veían la relación de su hijo
con María con muy malos ojos, sobretodo por que en los círculos
que la familia frecuentaba ya se sabía de ello y se comentaba
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