Continuación
de la historia inconclusa
por Laura
Hernández
"Doce historias
tuvieron que escribir para adivinar mi vida, ¿no se han dado cuenta que
solo soy una idea con cuerpo de mujer? por eso los hombres me desean, las mujeres
sueñan con ser yo: María la virgen, la Samaritana, la Magdalena,
la que arrastra en su años los mismos de cruzar un desierto buscando
la tierra prometida. Ninguna mirada me llega al corazón, porque no lo
tengo; a fuerza de amar desanduve al cariño hasta dejarlo vacío,
por eso mi paso es firme y hacia adelante, soy la mujer ideal, diosa que no
se arrodilla porque no tiene un dios más grande que ella. ¿Que si
tengo amantes, y entre ellos al cura? Jamás me han gustado las nagüas,
y menos las sotanas. Soy una hacedora de rostros que fabrica día a día
uno diferente para romperlo en la noche y al amanecer, crear uno nuevo, porque
soy distinta.
¿Que mi padre
era profesor de segunda? Hombre con sus tamaños, jamás. Si no,
que lo diga mi madre que me arrulló con sus jadeos y murmullos de mujer.
Yo sentí las orillas de sus cuerpos arroparme, y la sal de sus aguas
marizar mis labios. Cuando se ha compartido tanto es difícil conformarse
con menos. Me salí del pueblo porque a mis ansias le quedó chico,
y creí que en la ciudad, estaría la medida. Buen engaño
me llevé, los lugares los hacen sus hombres, y aquí, aunque le
digan Capital, no deja de ser un triste rancho.
Me critican por
mostrar un escote amplio en mi blusa campirana porque no se usa por acá,
a mí me importa poco la moda y jamás veo una revista de trapos.
Yo muestro las lomas de mis pechos para que el sol las bese y sentir su caricia
convertida en un riachuelo que corre entre ellos. Orgullosa visto la falda de
olanes con sus flores coloradas, que se mueve con los embates de mis piernas,
como remos de pescador, asestando golpes que parten el agua. Cuántos
náufragos han querido asirse a ellos, pero yo solo les doy luz de faro
que a la mera hora, les equivoca el camino.
Me dan risa sus
finales: que si termino muerta, vieja y lesbiana, atea, sufrida, abandonada.
No hay mejor final que el que no se escribe, ya se los dije, solo soy María,
una idea con cuerpo de mujer que cada día renace en un rostro distinto.
Fuerza apasionada que cabalga sin brida, porque los mejores ejemplares, se doman
a pelo. No busquen la manera de publicar mi esquela porque yo no muero, seguiré
viva en cada ansia, pensamiento, deseo y orgasmo de todas las mujeres que pueblan
al mundo, y en los pensamientos de los hombres, que en su piel, dejé
escrita mi historia".
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