LA
FILOSOFIA DE LA OVEJA
Carece
mi cuello de esbeltez
y mi sombra de gracia.
No
giro mi cabeza a lo alto
¿acaso tiene pasturas el cielo?
Si los árboles tuvieran algo
interesante que ofrecer
¿no tenderían su follaje sobre
el suelo?
El
interés de los árboles radica
en su sombra.
Pasto
y agua me bastan.
Tal
vez no soy feliz pero
¿quién desea aquello que le
es desconocido?
El
frío no es mi enemigo.
Yo tengo abrigo natural.
Al
ataque y a la ofensa no me opongo.
La palabra resistencia
no tiene para mí significado.
Soy oveja. El cerdo patalea y chilla.
No mi estirpe.
Soy
la heredera del silencio y del aguante.
Si hay sombra me protejo,
si no la hay no pido un abanico.
No
arrastro tristezas.
Me
alegro si encuentro agua
y es un festín una pastura nueva.
No
exijo caricias ni las doy.
Si
lidero una fila no pienso en el camino
y está lejos de mi intención
apurar el paso o retardarlo.
Sé que todas llevarán mi ritmo
pero no me desvelo por ello.
Si
voy entre el montón no me preocupo
adónde nos conduce la señera.
Ni envidio su posición ni me retardo.
Soy
simplemente oveja.
No
sirvo para circos
no está en mi carácter
divertir a nadie.
No me interesa parecer inteligente
ni me propongo complacer.
Si
me cae el sol de plano
lo recibo.
Si he de mojarme
lo acepto.
Si viene el lobo
es mi destino.
De vieja no he de morir,
sencillamente.